
Quizá sea el más peculiar de todos. Este ajolote es la especie más difícil de localizar; su tono de piel dorado hace que sea muy difícil su supervivencia en estado salvaje y que sean altamente demandados por amantes de los animales.
Son muy similares a sus hermanos blancos o albinos, pero su tono es amarillento o dorado (de ahí su nombre); sus branquias mantienen el mismo tono de piel que el cuerpo pero sus filamentos son rosados o rojizos.
Esta especie surge de la unión de un ajolote (Ambystoma mexicanum) con una salamandra tigre (Ambystoma tigrinum)
